La torre, ubicada en una esquina, consiste en un cuadrado con dos ángulos de luz que se adaptan a la geometría del sitio. Esto proporciona mayor visibilidad y libera espacio para un mejor aprovechamiento del terreno. En los últimos pisos, la planta se retrae gradualmente de la esquina sureste. Esto crea un perfil con el cielo de fondo y una serie de terrazas en los pisos superiores. Este espacio sirve para ocultar las torres de enfriamiento y otros equipos, y agrega altura y presencia a la nueva silueta metropolitana de Lima. La forma reorienta el edificio hacia el centro del nuevo distrito financiero de San Isidro y se ve de frente desde Paseo de la República y Javier Prado. Al mismo tiempo, presenta un perfil esbelto desde el centro de Lima. El edificio se expresa de manera diferente desde cada lado y cambia constantemente, lo cual genera intriga e interés.